Ella nació en San Petersburgo, un 12 de febrero de 1882. Pavlova era una niña frágil. Había nacido prematuramente y débil y sufrió todas las enfermedades propias de la niñez. Huérfana de padre a los 2 años, Anna fue una niña muy mimada por su madre.
A los 8 años, su madre la llevó a ver su primer ballet, cual era la Bella Durmiente. Desde ese momento, nació su gran vocación por la danza y su único y gran deseo: ingresar en la Escuela de Danza. Ella ya se había convertido en bailarina aunque le faltaran algunos requisitos.
La primera vez que Pavlova se presentó en el examen de ingreso en la Escuela de Danza, tenía 8 años y no la aceptaron por no tener suficiente edad. Después, a apenas diez años se volvió a presentar y fue admitida. La salud, se consideraba un aspecto esencial para la aceptación en la escuela. Pavlova estará sometida durante siete años a un intenso régimen en la escuela que le ayudaría a adquirir la salud y fuerza que tanto necesitaba.
Anna Pavlova inició su carrera en el Teatro Mariinsky.
Luego, más tarde, Pavlova interpretaría la famosa muerte del cisne, que fue creada para ella en 1905. En ese momento nacería el “solo” de ballet más famoso: La muerte del cisne.
En el comienzo de su éxito, Pavlova interpretó el papel principal de El lago de los cisnes. Poco después se le nombraría Prima Ballerina (Primera Bailarina). Ese mismo año, Pavlova se casaría con el barón Víctor Emilovitch Dandré quien organizaría todas sus giras. Su éxito, decidió que Diaghilev, (uno de los dirigentes de grupo de ballet) la llevara a Paris. Pero no duró mucho, sus distintas ideas los separaron. Pavlova defendía el ballet clásico, y dejaba a un lado lo moderno, ella decía que amenazaba al arte del ballet.
Pavlova formó su propia compañía. Que, más tarde, el 28 de febrero de 1910 aparecería por primera vez en el Metropolitan Opera House de Nueva York con el famoso ballet de Coppélia. En abril, inició una temporada en el Palace Theatre de Londres.
En 1913 hizo sus últimas apariciones en San Petersburgo y dimitió del Mariinsky.
.En enero de 1930 Anna Pavlova realizaría la última gira de su vida por Europa. Bailó en Francia, Suiza, Alemania, Dinamarca, Suecia, Noruega y finalmente otra vez en París.
Su próxima gira debía comenzar en enero de 1931, pero nunca comenzó.
Pavlova decidió tomar unas vacaciones en Cannes (Francia), para también curarse de una molestia de rodilla. Se curó de la rodilla, y cogió el tren para reunirse con su marido en La Haya.
El tren, se había parado por un accidente. Ella saldría del vagón para ver lo que había ocurrido, en ese momento, atraparía un fuerte resfriado que más tarde, le causaría la muerte.
Anna Pavlova falleció en 23 de enero de 1931, pocos días antes de cumplir los 50 años.
Antes de la media noche, Anna se despertó y llamó a una camarera. A la que le dijo: “Prepara mi vestido de cisne” y al pianista le dijo: Tocad aquel último compás muy suavemente” Esas fueron sus últimas palabras Media hora después: Anna estaba muerta. Anna murió de pleuresía, provocado por el fuerte resfriado que había cogido en el tren de Cannes.
Dos días después de su muerte, se celebró en Londres una función de ballet. Después del primer número, el director dijo al público: “Ahora, la orquestra interpretará “La muerte del cisne” en memoria de Anna Pavlova” Cuando el telón se levantó apareció el escenario obscuro y vacío con un solo reflector. Nadie estaba en el escenario, pero todos recordaban, y muchos entre lágrimas la maravillosa bailarina rusa Anna Pavlova.
Anna Pavlova representó durante 25 años la muerte del cisne, ahora el cisne volvía a morir, pero esta vez, para siempre. Fue una bailarina que, como cisne, murió en gran esplendor.
Anna Pavlova interpretó muchas obras: El lago de los cisnes, Giselle, Las Sílfides, Coppélia… Aunque en la que más destacó fue “La muerte del cisne” por la forma en la que podía expresar el baile. La muerte del cisne era un papel en el que tenía y vivía ese sentimiento profundo que solo ella sabía expresar.